11 de junio atípico en la ciudad de Jaén. El día en el que el pueblo rememora el descenso de la Virgen en la noche del 10 al 11 de junio de 1430, estuvo, en parte, deslucido debido a las medidas de protección e higiene ante el Coronavirus.
Pese a ello, y cumpliendo con la tradición secular, los Cabildos municipal y catedral, se dieron cita en la Basílica de San Ildefonso para celebrar la misa votiva de los cabildos. Con aforo limitado, desde primera hora de la mañana se dieron cita numerosos fieles para poder participar de la Santa Misa, que presidió el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro.
La Virgen de la Capilla no estaba, como es habitual, en el precioso altar que se levanta en su honor para el mes de mayo, novena y fiesta. Luciendo el manto rojo, de los Condes de Corbull, estaba ubicada a los pies del presbiterio con un lazo negro en señal de luto por los fallecidos a causa del Covid.
La Junta de Gobierno de la Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla también lucía de riguroso luto para la celebración. El alcalde y los miembros del cabildo municipal llegaban puntuales a la Basílica Santuario de San Ildefonso, igual hicieron distintas autoridades civiles y militares de la provincia, que quisieron participar de esta celebración centenaria.
Como es tradición, el Deán de la Catedral, D. Francisco Juan Martínez Rojas y el alcalde de la ciudad, D. Julio Millán, ocuparon, como presidentes de sendos Cabildos, lugares preferentes en la celebración.
Alrededor de una veintena de sacerdotes y otros tanto canónigos concelebraron la solemne Eucaristía que estuvo solemnizada con la voz y el piano de Dueto Enclave.
Las lecturas estuvieron participadas por miembros de la Junta de Gobierno y el Evangelio de la Visitación de María a su prima Isabel, del libro de San Lucas, proclamado por el vicario parroquial, D. Manuel Morales.
Homilía
El Obispo de la Diócesis quiso comenzar su predicación con un recuerdo por todos los fallecidos a causa del Covid-19. En sus palabras rememoró el descenso de la Virgen a Jaén, afirmando que «el descenso es una presencia permanente de la Virgen María en Jaén: en nuestras vidas». El Prelado del Santo Reino afirmó que «María comparte nuestros dolores, miedos, alegrías, y en los últimos meses también comparte el sentido de la responsabilidad frente al Coronavirus».
Del mismo modo, refiriéndose al pasaje de la Visitación, Don Amadeo explicó que «la Virgen, desde el primer momento que conoce la encarnación del Hijo de Dios en su vientre, va a llevar a todos el amor que la sostiene». En este sentido, aclaró que «Isabel, al igual que nosotros, debemos saber recoger en nuestra propia vida, ese anuncio que la hizo saltar de alegría y de gozo por conocer a la persona de Cristo».
Al finalizar la Eucaristía, y antes del rezo de la salve, el Obispo hizo un responso por las personas fallecidas a causa del Covid-19.
Suspendida la tradicional ofrenda floral que cada año se lleva a cabo a las puertas de la Basílica, el alcalde de Jaén quiso llevar flores a la Virgen de la Capilla, del mismo modo, miembros de la Asociación Lola Torres en representación del pueblo de Jaén y un emocionado presidente de la Agrupación de Cofradías, ofreció a los pies de la Santísima Virgen su medalla de la Agrupación.
Como cada 11 de junio, los jiennenses agradecen a María el descenso a la ciudad de Jaén para socorrer a «nuestros mayores», y en este año, con especial significación, se pide que lo siga haciendo.
Finalmente, en la plaza de San Ildefonso la Banda Municipal de Música ha interpretado algunas partituras, entre ellas la del himno de Jaén.
Foto gentileza Ayto. de Jaén.
Texto y fotografías: Diócesis de Jaén.
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