Hoy he encaminado mis pasos hacia el antiguo barrio de La Magdalena, para cumplir como todos los años con una tradición que es como un deber para todos los jiennenses, comprar las típicas “Rosquillas de San Blas”, que luego regalaré a todos mis familiares.
Pertrechado con un móvil y haciendo gala de un pulso aceptable, he paseado y disfrutado por una zona de Jaén preñada de siglos de historia, disfrutando con la mira de mi objetivo puesta en los numerosos monumentos que encontraba a mi paso y sobre todo, con la idea de compartirlo con mis amigos y seguidores del blog cultural de la ciudad de Jaén, JAENDONDERESIDO.
A través de un recorrido visual por parte del casco antiguo de la ciudad medieval, que comienzo avanzada ya la calle Martínez Molina, a espaldas de la Iglesia de San Juan, os invitamos a transitar junto a la fuente de Félix Manrique, en la plaza de Las Herrerías, el Palacio de Villardompardo, la Fuente del Pato, el Archivo Histórico Provincial, antiguo convento de Santo Domingo, monumento al Lagarto de La Magdalena, la Casa del Cadiato, el Raudal de La Magdalena, la Iglesia de La Magdalena, el Estanque de las Abluciones y finalizar con unas imágenes del interior de uno de los templos más antiguos de la ciudad, con sus bóvedas repletas de dragones que, excepcionalmente son los únicos en la ciudad, que no están pintados, sino esculpidos en relieve. La leyenda del temido y famoso Lagarto de Jaén, está más presente que nunca en el interior de este emblemático templo.
Desde San Juan a La Magdalena. En busca de las Rosquillas de San Blas. Visita visual al casco histórico de la ciudad.
El objetivo finalmente se ve cumplido cuando en el Estanque de las Abluciones, y tras una cola extensa pero muy rápida en la espera, regreso a casa con mi bolsa bien colmada de paquetillos de Rosquillas de San Blas, que obrarán el milagro de cuidar de nuestras gargantas, máxime este año en que el Covid-19 hace estragos en ciertas partes de nuestro organismo y en especial produciendo “falsos resfriados” que nuestra garganta agradecerá, sin duda alguna, gracias al carácter balsámico y sanador de nuestras queridas Rosquillas de San Blas.
Espero y deseo que mi trabajo haya valido la pena. Si lo habéis disfrutado, se agradece un “me gusta” que premie mi labor.
Foto, texto y vídeo: Modesto Martínez.
Gracias por este magnífico paseo, yo ya tengo mis rosquillas...que hay que cuidar la garganta.
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