Debido a que estamos grabando una serie de imágenes para un futuro documental sobre el beato Manuel Aranda Espejo, nos hemos desplazado en varias ocasiones para recoger documentación gráfica sobre el entorno de este joven fusilado a los 20 años en la guerra civil española, a esta preciosa pedanía de Martos, coincidiendo el pasado día 16 de julio con la Feria y Fiestas en honor a la Virgen del Carmen.
Precisamente JAENDONDERESIDO, estuvo en un día tan importante para esta preciosa y acogedora pedanía, el día de la celebración de la Santísima Virgen del Carmen, fecha por tanto fundamental en el calendario de este precioso trocito de la provincia de Jaén, y que por la mañana celebra una solemne Eucaristía y por la tarde la tradicional procesión de su imagen más venerada.
No podíamos resistirnos a compartir con estas maravillosas gentes una parte de sus festejos y estuvimos en la celebración eucarística, en la que participó toda la población de la pedanía. Allí estaba su alcalde, y resto de autoridades, los hermanos mayores de la cofradía, la imagen de la Santísima Virgen del Carmen ya colocada sobre sus andas para la procesión de la tarde, y la celebración religiosa que contó con los cánticos del coro de Martos "Verde y Plata", que lo hizo de maravilla, y para que todos podamos compartir ese momento de religiosidad, origen fundamental de las fiestas, os dejamos con el vídeo completo de la celebración.
Monte Lope Álvarez forma parte del municipio de Martos y esta anclada en la provincia de Jaén. En la actualidad su población es modesta, con tan solo 648 habitantes según el INE de 2023, sin embargo, en tiempos pasados, Monte Lope-Álvarez vivió una época de esplendor.
En las décadas de 1940 a 1960, este lugar llegó a albergar a unos 3.000 habitantes. En aquel entonces, los diseminados de su término estaban llenos de vida. Agricultores y ganaderos, junto con sus familias, poblaban las tierras. La natalidad era alta, y la comunidad florecía. Sin embargo, los tiempos cambiaron. Los agricultores y campesinos emigraron de las zonas rurales a las ciudades en busca de nuevas oportunidades. Los numerosos cortijos, antaño bulliciosos, quedaron abandonados o en ruinas. Solo algunas cortijadas, como “Los Calvos”, “La Laguna de la Venta”, “Las Aceras”, “Los Cortijuelos”, “El Coracho y las Peñuelas” y “Mingo Yuste”, permanecieron en pie, utilizadas por sus propietarios como segundas residencias.
Monte Lope-Álvarez, ubicado a 12,5 kilómetros de Martos y a 33 kilómetros de Jaén, se conecta con el mundo exterior a través de la autovía que une Jaén y Martos. Además, la carretera comarcal JA-3308, que atraviesa Albendín (una pedanía de Baena), también lleva a los viajeros hasta este rincón pintoresco. A pesar de los cambios y las transformaciones, Monte Lope-Álvarez sigue siendo un lugar con historia, donde las huellas del pasado se entrelazan con la vida cotidiana de sus habitantes.
LA FIESTA
En los rincones más recónditos de Monte Lope-Álvarez, donde las callejuelas se entrelazan como hilos de una antigua madeja, se celebran fiestas que trascienden el tiempo y se funden con la memoria colectiva del pueblo. Entre las sombras de los olivos centenarios y el aroma a jazmín que impregna el aire, la Virgen del Carmen es la protagonista indiscutible de dos eventos anuales: la Feria en su honor y la solemne Romería.
La Feria, que se despliega con alegría y color en los días cálidos de julio, es un torbellino de emociones. Las calles se engalanan con farolillos y guirnaldas, y los vecinos se visten con sus mejores galas. El 16 de julio, la plaza central se convierte en un hervidero de risas, música y danzas. Los niños corretean entre los puestos y calles, los jóvenes se retan en los juegos de feria y los mayores comparten historias alrededor de las mesas. La Virgen del Carmen, con su mirada serena, preside el escenario, bendiciendo a todos los presentes.
Vídeo de Diario Jaén sobre la Romería de Monte Lope Álvarez 2024.
Pero antes de la Feria, cuando la primavera tiñe los campos de verde esperanza, tiene lugar la Romería. El segundo domingo de mayo, los lugareños se congregan en procesión. La Virgen, llevada en andas en algunos tramos por los devotos, recorre los caminos polvorientos que serpentean entre los olivares. Las canciones de antaño se entremezclan con el canto de los pájaros, y las promesas se elevan al cielo como humo de incienso.
El pregonero de las fiestas de este año, ha sido el sacerdote D. Antonio Aranda Calvo, persona muy querida y respetada en Monte Lope Álvarez, acto que se llevó a cabo el 13 de julio de 2024.
Manuel Aranda Espejo, el seminarista nacido en estas tierras y familiar del pregonero de este año, es recordado en cada paso. Su vida truncada a los 20 años durante la guerra civil española dejó una huella imborrable en la memoria del pueblo. Fue fusilado por su fe, pero su espíritu perdura en la devoción de quienes lo consideran un mártir. El 13 de octubre de 2013, en una ceremonia solemne en Tarragona, Manuel fue beatificado, y su nombre se sumó al coro de los santos.
Así, entre las luces de la Feria y el polvo de la Romería, Monte Lope-Álvarez teje su historia con hilos de fe, tradición y esperanza. En cada nota de guitarra, en cada vela encendida, la Virgen del Carmen sigue siendo el faro que guía a su pueblo, y Manuel Aranda Espejo, el joven seminarista, el símbolo de la valentía y la entrega.
ALGO DE HISTORIA.
En los recovecos del tiempo, donde la historia se entrelaza con la tierra y los susurros de los antiguos, Monte Lope-Álvarez guarda secretos que se despiertan al roce de una reja de arado o al alzar de una piedra amarilla esculpida en relieve. Así, en el año 1940, mientras un mulero trabajaba la tierra con su yunta de mulos en el paraje de las Peñuelas, la punta de la reja se hundió en el surco y desenterró un tesoro olvidado.
La piedra, bañada por el sol de siglos pasados, mostraba la figura de un caballo sediento, inclinándose sobre un cáliz. La montura del animal se fundía con la tierra, como si la historia misma emergiera de las profundidades. Los arqueólogos, con ojos curiosos y manos respetuosas, la catalogaron como un vestigio de la época íbera. Tres mil años atrás, en los campos de Monte Lope-Álvarez, poblaciones íberas creaban arte, dejando su huella en la piedra.
Pero la historia no se detiene en la Edad de los Íberos. En el paraje de la Laguna de la Venta, los restos de una Basílica, Templo o Villa romana asoman entre la vegetación. Tres capiteles de columnas, testigos mudos de un pasado grandioso, se alzan hacia el cielo. Junto a ellos, un fragmento de losa sepulcral lleva inscrita la memoria de Saturnina, cuya vida se desvaneció en los pliegues del tiempo. Y en el cortijo de El Pedroso, una estatuilla de bronce, la loba capitolina, nos habla de los días en que los romanos caminaban por estas tierras.
La época visigoda también dejó su marca. En la Cañada Baldorín, al derribar un antiguo cortijo, apareció una cruz cristiana tallada en piedra blanca. Las letras, apenas visibles, proclaman: “En el nombre del Señor”. El siglo|VII vuelve a la vida, y los palenteólogos estudian cada trazo con reverencia.
Hoy, estos tesoros reposan en el Museo Arqueológico de Martos, custodiados por los Franciscanos. Sin embargo, las tres coronas de columnas romanas permanecen en el templo de la Virgen del Carmen de Monte Lope-Álvarez, como guardianas silenciosas de un pasado que se niega a desvanecer. Y así, entre leyendas y piedras, el nombre de Monte Lope-Álvarez resuena con la valentía de un caballero y la memoria de los siglos.
Fotografía y vídeo: Modesto Martínez Elías.
Fuentes: Ayto. de Martos y pedanía, wikipedia y Modesto Martínez Elías.